lunes, 10 de octubre de 2016

Margarita Laso - poemas

Imagen de Flor Garduño - pecado original
SANGRE FRÍA

I

Es un cajón de 90 x 90 x 90.
En él se exhibe la espléndida pitón.
Carnívora de bronce y estaño.
No oye a su mandíbula elástica quebrantar
los huesos calientes de su comida.

Está enroscada sobre su lujuria.
Sorda y satisfecha.
No puede estirarse pero sus anillos de serpentina
helados se tocan como presas.
Espera su merienda.
Por medio de una persiana
un ratón de blanco impecable
ha sido llamado a esta cena.
Será tragado sin que medie de cascabel o crótalo
advertencia alguna.
Sin que una orquesta de metales le despida.
Sin una danza funeraria.

El público está atento al momento del asalto.
El ratón merodea con unos saltímetros
esos pasitos que da en la epidermis el escalofrío.
Sus bigotes transparentes pronto temblarán
de una vez para siempre.

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II

También yo
como la gorda constrictora
gozaré en la quietud estos banquetes.
Cada vez mis glándulas termo-sensibles me dirán
si has venido a lucir tu miserable gabardina
tu cola aguzada de escalpelo.
Si has venido quizás a llevarte la piel que mudo
o acaso
a mirarte en las placas y escudos de mi cuerpo.

¿No ves que tendrías que limar mis escamas?
¿Que arrancarme un colmillo?

_

III

Ven pues
que toda yo soy brazo que abrasa y destroza.
Y antes de engullirte
sabrás volar
con la sustancia tóxica que traigo en mi saliva.
Sabrás meterte en cintura.
Y engrosarme.

Ven
que notarás que soy ciega y siseo.
Que toda yo soy cuello y talle.
Que soy una víbora modesta.

Ven ratón que he perdido la línea.
Pero no el apetito.
Y tampoco el veneno.

(de Los lobos desarmados)

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 Imagen de Sarolta Ban
OSO

y sale del bosque el oso
su musculatura oculta
trae abrigo y debajo un brujo
sedoso no se desnuda
ante la sola idea de trozar mis partes
no se detiene
ávido el oso
de arrancar los lomos de las truchas con los dientes
en el corazón del remolino
hincar entre mis piernas el hocico
la ansiedad la sed la zozobra
el tirón de muerte que la succión mitiga

un dominio de demonios tus patas y mis muslos
maroma marcial llave poderosa runa y mandala

oso que muerdes los finos lomos de mi sexo

ya volverás al bosque
como el tigre a la arena
como al verdugo la máscara y la soga
ya volverás
como vuelve esta contorsionista
a bañar sus partes por partes
en los cultivos piscícolas del río

(de Los lobos desarmados)

Happy Killer de vitalikdumyn

ORCA

I

Esta orca emerge de las profundidades.
De los líquidos oscuros y sus arcos.
De las bóvedas salinas de mi abismo.
De mis polos donde queman el frío y los naufragios.
Brota maciza.
Eléctrica.
Turbina que bate su formidable cuerpo.
Dos colores en toda mi carnaza.
En la pulpa que has querido desosar.
Como quien viene de lejos crece ante tus ojos.
Exhala las piezas de tu asombro.
Esos rastros de sangre en el océano.
Pócimas íntimas.

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II

Esta ballena comió entrañas humanas y ha hecho de ellas carne en mi carne. Mamífera cebada con lóbulos y huesos.
Este monstruo que no maniobro. Que ocurre a su albedrío. Que es dentro de mí. Que impone su instinto. Esta bestia que te cela y ahora se disputa tus entrañas. Y las mías.

Es el amor que te ofrecí. Tal vez.
Frágil como la piel de las dunas.
Y tan escurridizo.
Fino como el alma de la aguja o la navaja.
Y tan irreversible.

De lo mío conocido (atroz o bello o ambos) no pude darte a cambio de ti mismo a ti mismo sino estos otros fragmentos del océano:

Uno. Un lobito de mar que roba a los pescadores. Bigotes de púas vibrátiles. Luna negra en el mar menguante de plata. Otea el peligro sin temerle al tridente ni a la red ni a la vara. Pirueta de seda entre los luceros oblongos y moribundos de las lanchas.
Dos. Los círculos que trazan las aletas codiciadas por barcos orientales. Armaduras de toro carnicero en formación de ataque. Cuchillas como cachos que asestan en la superficie la convulsión de las presas. Griterío de mamíferos marinos indefensos. Ojos blancos en el desigual ballet de la batalla. Dientes de obsidiana mortífera.
Tres. La dentellada de las rocas a tus pies. Esos picos habitados por moluscos cangrejos látigos salobres tenazas como broches de collares. Perlas prietas. Valvas impares como yo. Caracolas demudadas igual que yo.

_

III

Y este amor qué ha sido.
¿Acaso la orca no devora a los lobos desarmados?
¿Acaso la orca y su cadalso no han quedado abandonados en la playa?
¿No mi propia voz acaso me estrangula entre sus púas? ¿Entre sus cerdas y cabestros de sal?
Y
Qué dejó sino este destierro.
Sino estas vértebras que ciernen arena.
Qué dejó sino estas espinas de pescado.
Donde estuvo el delta entrañado del vientre.
La espesura manada de la noche.
Humea la destrucción. Tinieblas y olvido detonaron.
Arpones en el lomo de las dunas.

(de Los lobos desarmados)

Biografía
Margarita Laso (Ecuador, 1963) es escritora y cantante. Ha publicado cuatro libros de poesía: Erosonera (1991), Queden en la lengua mis deseos (1994), El trazo de las cobras (1997), Los lobos desarmados (2004). En el año 1997 obtuvo el premio Nacional de Poesía Jorge Carrera Andrade por su libro El trazo de las cobras. Actualmente es articulista del periódico Hoy de Quito. Su trabajo musical se ha concentrado en la interpretación de géneros tradicionales y regionales del Ecuador, aunque ha extendido su trabajo hacia otros géneros latinoamericanos. Su vocación siempre fue la canción popular. Ha grabado pasillos, boleros, tangos, canciones latinoamericanas, música ecuatoriana tradicional, música navideña, canciones de cuna. Tiene once discos compactos con énfasis en lo nacional ecuatoriano donde ha combinado el legado del cancionero patrimonial con compositores contemporáneos. Ha propuesto el encuentro de músicas regionales y generacionales en escenarios donde se fortalecen vínculos de identidad.

Margarita Laso ha llevado su voz a casi todo el Ecuador y también a Colombia, Perú, Cuba, Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Chile, Panamá, El Salvador, Turquía, Guatemala, Nicaragua.

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